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9 mitos que la gente anda diciendo sobre trabajar de forma freelance

Trabajar de manera freelance es una tendencia cada vez más creciente y, si bien para nadie es un secreto que era algo que ya existía antes de la llegada de los millenials, se incrementó cuando ellos se integraron al mercado laboral.

De niños, muchos milenials llegaban de la escuela a una casa vacía y sintieron el peso de no tener a sus padres disponibles. Vieron cómo una semana laboral de 40 horas llegaba a ser el mínimo esperado por las organizaciones y cómo los niveles de estrés de sus padres resultaban tóxicos. Como resultado, la Generación Y empezó a probar cómo sería desarrollar su carrera sin estar atado a la silla de una oficina.

A raíz de esto empezaron a surgir ciertos mitos acerca de trabajar de forma freelance que, en muchos casos, provocan que algunas personas tengan miedo de dejar sus trabajos por contrato para aventurarse en la vida del trabajador por honorarios. Acá aclaramos 11 de ellos:

  1. Los freelance tienen bajos salarios: Si bien en todos los mercados hay profesionales mal pagados, las empresas han empezado a pagar el mismo salario y, en ocasiones, hasta más al profesional freelance que al contratado. ¿La razón? Al tener a alguien trabando por honorarios la compañía no solo se evita todo el tema de las imposiciones y los bonos, sino que también ahorra en gastos de oficina (agua, luz, Internet, teléfono, etc…). Por otro lado, en general la mayoría de los freelancers valoran mucho su trabajo y por eso se informan de cuánto está pagando el mercado y cobran lo mismo que alguien con contrato. El problema se da cuando estos trabajadores se topan con empresas que pagan con muchos días de atraso. Eso sí termina afectando al profesional.
  2. Los freelancers no tienen seguro de salud: Un trabajador freelance sabe que su salud es lo más importante y que, en efecto, es el motor de su trabajo. A sabiendas de eso, muchos cotizan como trabajadores por cuenta propia, ya sea en alguna Isapre o en FONASA. Además, en Chile será obligatorio a partir de 2018 que los trabajadores paguen por este servicio y, si no lo hacen, podrían tener problemas a la hora de hacer su declaración anual de impuestos.
  3. No van a tener una pensión cuando se jubilen: Algo que no muchos saben es que hay personas que aunque aporten a un sistema de pensiones en un momento dado, o incluso durante algunos años, no llegarán a recibir pensión alguna. Por otro lado, puede que personas que contribuyeron poco, o nunca contribuyeron a un sistema de pensiones, lleguen a recibir una pensión. Todo depende del sistema que adopte el país en que la persona resida cuando llegue el momento de su jubilación. Sin embargo, generalmente los trabajadores freelance cotizan y, como explicábamos en el punto anterior,  a partir de 2018 ello será de carácter obligatorio. En todo caso, quienes trabajan por honorarios generalmente tienen un fondo de ahorro para estos fines.
  4. No son tan eficientes como los empleados contratados: Si bien la Generación Y está menos dispuesta a sacrificar su vida por el trabajo, se trata de personas que buscan ser juzgadas por sus resultados y no por el tiempo que permanecen en una oficina. Generalmente estos profesionales tienen varios proyectos en mano a la vez y eso los lleva a tener que ser muy organizados. El hecho de que tengan la facilidad de trabajar desde Valparaíso o desde San Pedro de Atacama y, en ocasiones hasta desde otro país, no significa que su rendimiento sea menor que el de alguien que pasa 9 horas al día en una oficina en Las Condes. En efecto, tienen deadlines como todos y los cumplen porque saben que si no lo hacen el empleador podría buscarse a alguien más, ya que no están amarrados mediante ningún contrato.
  5. No tienen horario: La mayoría de trabajadores freelance tiene un horario: Se levantan a equis hora, se duchan, toman desayuno, trabajan, y saben que a la “hora z” deben parar de trabajar. Ellos se toman muy en serio esto del horario porque sino nunca terminaría de trabajar y no podrían tener una división clara entre su vida personal y la laboral.
  6. Siempre trabajan desde la cama: Es muy probable que si un día de invierno amanece a menos de 10 grados el freelance opte por trabajar desde su cama, no obstante, son personas que suelen destinar un espacio de su hogar para trabajar porque saben que para tener una buena concentración y, por ende, buenos resultados en lo laboral, deben destinar un espacio adecuado para ello. De hecho, algunos freelancers que no logran trabajar desde sus casas arriendan espacios en lugares de coworking. En Chile hay diversas opciones tanto en Santiago como en regiones. Aquí se puede revisar el mapa de los lugares de coworking más cercanos.
  7. No se bañan: Aunque suene raro, hay gente que piensa que los trabajadores freelance son un tipo de extraterrestre que no se baña, como pizza todo el día y vive en un búnker, sin embargo, no es así.
  8. Todos son muy chicos y no tienen experiencia: Según un informe de Page Personnel, los empleados temporales y freelance de Chile cuentan, en su mayoría, con las siguientes características: 66% son mujeres y 33% son hombres, la edad promedio es igual a 42 años, el 67% tiene 10 o más años de experiencia y el 78% tiene un título de licenciado o superior. Además, la mayoría se desempeña en cargos de oficina y gerencia.
  9. No se ponen la camiseta de la empresa para la que colaboran: El hecho de que un trabajador, freelance o no, se sienta parte de una organización no depende de éste sino de la empresa, de los beneficios de que le brinda y de las acciones de integración que promueve. Si la organización se preocupa por el empleado freelance, es muy seguro que la persona se sentirá 100% “camiseteada”.

¿Cualquiera puede ser freelance?

Sí y no.

Hay una frase que dice que el amor por sushi es un gusto adquirido y lo mismo pasa con los freelancers. Alguien puede aprender a trabajar de esta forma, sin embargo requiere de mucho orden y compromiso. Ser freelance implica tener que ser sumamente ultra ordenado con el tiempo, con el flujo de trabajo y con la calidad del mismo.

Por otra parte, existe gente que necesita, sí o sí, estar en una oficina para ser eficiente. Ellos no podrían nunca trabajar desde casa o desde la playa porque no logran conectar con el tema laboral en este tipo de ambientes.

Todo depende de la personalidad y del compromiso del trabajador. Lo importante es perder el miedo a intentarlo.

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