¿Tienes una entrevista laboral? ¡Pásalo bien!
Por Matias Palacios, director ejecutivo Outplacement en PwC Chile
Buscar trabajo es un proceso muy desafiante y a veces agobiante, lleno de etapas que uno tiene que aprender a dominar con la mayor destreza posible. Pero si hay una fase que es la más estresante, por excelencia, es la entrevista laboral.
Es acá donde uno siente que se juega todo por el todo. En general durante una entrevista nos sentimos evaluados, cuestionados, auscultados y automáticamente nos ponemos en situación de alerta y también de inferioridad, cediendo así gran parte del poder al entrevistador. Como entrevistados, nos limitamos a responder lo que nos preguntan y sentimos que tenemos que dar explicaciones por todo.
Mi primera sugerencia para todos los que se van a enfrentar a una entrevista laboral es que se relajen y lo pasen bien. Disfrútenla. Suena raro ¿no? Pero, ¿por qué no disfrutarla? La entrevista debiera ser un conversatorio y no un interrogatorio. Tú como entrevistado debes propiciar eso. No te quedes ahí sentado a que te perforen con preguntas. Pregunta tú también, ya que ambas partes están eligiendo (no solo ellos a ti).
Si logras generar una conversación de ida y vuelta, vas a crear un ambiente agradable y de confianza, todo lo que necesitas en ese momento. Si en cambio, estás tenso y esperando que no te caiga esa “pregunta incómoda”, vas a proyectar tensión y generarás un ambiente poco saludable.
En segundo lugar, prepárate, ya que el 80% de las preguntas siempre son las mismas. No te des el lujo de ir a improvisar a esa entrevista, aunque hayas tenido un puesto gerencial, creas que sabes mucho de todo o te tengas una confianza enorme. Estudia la empresa, averigua acerca de tu entrevistador, contacta a gente que trabaja en esa empresa y con la cual puedas tener algún vínculo. Lo mínimo es meterse a la página web, pero eso es el “desde”.
Debes ir mucho más allá (saber cuánto vende, qué posición tiene en el mercado, quién es su competencia, principales canales de venta, clientes, etcétera). Piensa que vas a dar tu examen de grado (¿llegarías a improvisar a tu tesis?); debes ir sólido y muy confiado. Tu labor no solo es seducir a tu entrevistador, sino que impresionarlo. Que vea que te preparaste bien. Eso le va a gustar y te hará ganar puntos, además mostrará interés de tu parte.
En tercer lugar, no hables de más. Suelo ver que los entrevistados creen que en lugar de estar en una entrevista, están en una terapia. Se abren demasiado, dan muchísima información (debes entregar solo lo justo y necesario), hablan mucho de temas personales, alargan innecesariamente sus respuestas como creyendo que a más tiempo, mejor es la respuesta. ¡Stop! estás ahí por un tema profesional.
Claro que puedes hacer una breve mención de tu vida personal, pero no te pongas a contar detalles o intimidades que no aportan, ya que para eso están tus amigos. Recuerda el dicho “por la boca muere el pez”.
Finalmente, te sugiero que elijas bien las preguntas que vayas a hacer y las lleves preparadas. Haz preguntas inteligentes e interesantes, no te pongas a preguntar por el sueldo o la hora de salida; eso lo puedes ver una vez te hagan la oferta. Haz preguntas del negocio, que tu entrevistador vea que te interesa la posición y que eres una persona inquieta intelectualmente.
En tu próxima entrevista recuerda que no hay una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión.
Buen comentario y aumenta las competencias que se desarrollan a nivel intelectual, motriz, espiritual y corporal.
Excelente artículo, gracias. Sus recomendaciones son muy válida y ciertas, la mayoría se concentra en el tema personal y no en la empresa que desea que le contrate y es por ello que perdemos esa oportunidad.