Las 4 fases por las que atraviesa una persona desempleada
Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la tasa de desempleo para el trimestre móvil febrero – abril subió hasta 6,4%. La falta de empleo conlleva a varias situaciones problemáticas, desde la escasez de dinero para cubrir necesidades básicas, hasta la sensación de fracaso por no poder insertarse en el mercado laboral.
Susana Arancibia, docente de trabajo social de la Universidad del Pacífico, dice que estar sin trabajo no sólo afecta al bolsillo, sino que también tiene efectos psicológicos en la persona desempleada, marcados por la idea de fracaso y desmotivación.
«Desde la perspectiva psicosocial, el trabajo cumple con la función de vincular al individuo con otras personas, le otorga un rol y, junto con esto, el reconocimiento que la sociedad entera hace de ese rol, asignándole dignidad, estatus y un determinado poder», explica.
¿Qué pasa cuando las personas no encuentran empleo?
Según la experta, cuando alguien está cesante pasa por 4 etapas, desde el punto de vista psicológico:
- Shock por el despido y escepticismo ante el hecho: Si bien la sujeto experimenta temor ante lo inestructurado de la situación de desvinculación, confía en sus capacidades y posibilidades, lo que le permite mirar con optimismo su futuro. En ocasiones, es considerado como un periodo temporal de vacaciones. El afectado evidencia altas expectativas e incluso se puede mostrar ilusionado frente a los posibles cambios. Algunos síntomas propios de esta etapa suelen ser ansiedad y preocupación por el futuro.
- Pesimismo y decaimiento: Aparece cuando el individuo, pese a todas las gestiones realizadas, no logra reinsertarse laboralmente. Surge con fuerza la percepción de fracaso, por lo que su motivación decae y se vuelve pesimista, rabioso y ansioso.
- Percepción de fracaso: En esta tercera fase la persona se reconoce a sí misma como desempleada. Vive la situación de cesantía como un fracaso personal. Se aísla de quienes la rodean y comienza a evidenciar síntomas depresivos, junto con la sensación de vacío y falta de sentido. Tiende a la desvalorización, tristeza, confusión e ira. Incluso el sentido del tiempo se ve alterado.
- Desesperanza: En la última fase, los cesantes pierden la confianza de encontrar trabajo y se resignan a su situación, por lo que la búsqueda de empleo deja de ser un objetivo en sí mismo. Se sienten fuera del mercado e incapaces frente a las generaciones que sí lo consiguen. Junto con esto, la vergüenza por el fracaso aumenta frente al desprecio e indiferencia de quienes lo rodean, generando mayor depresión y marginación.
El rol de la familia y los amigos
Arancibia dice que, en una situación crítica de desempleo, son los familiares y los amigos los que deben apoyar a la persona que no encuentra trabajo, aminorando la presión social que de por sí existe sobre él.
«En la medida que la persona se perciba apreciada por su pareja, familia, amigos y comunidad, tendrá la oportunidad de entregar otros aspectos de sí misma a quienes la rodean, contrarrestando los efectos psicológicos que produce el desempleo», indica.
Asimismo, la experta comenta que el apoyo de la familia y amigos es esencial en la afirmación de la identidad como persona integral, más allá del rol laboral.