55% de los chilenos cree que su trabajo podría ser reemplazado por una máquina
La creciente inversión de las empresas en adoptar de sistemas cada vez más complejos y sofisticados para agilizar todo tipo de procesos está impactando la percepción de los chilenos en cuanto a la posibilidad de que sus funciones laborales sean automatizadas.
De acuerdo a la última edición del Workmonitor de la empresa Randstad, 55% de los trabajadores piensa que desarrolla tareas rutinarias o repetitivas que podrían ser reemplazadas por una máquina en un mediano plazo. Asimismo, 71% de los encuestados dice que necesita adquirir más habilidades digitales para garantizar su empleabilidad en el futuro y ser capaces de manejar las nuevas herramientas y aplicaciones que salen al mercado.
Una oportunidad
David Ortíz, country manager de Unísono Chile, dice que los sistemas de automatización de procesos, más allá de ser una amenaza, son una gran oportunidad de crecimiento y generación de valor para las compañías y para los mismos trabajadores.
Según el experto, un proceso de automatización permite ahorrar entre un 25% y un 50% de los costes de una empresa, sin embargo, no significa que los procesos dejen de depender de las personas; sino que, por el contrario, son elementos de apoyo para la actividad laboral diaria.
“Lo que se robotiza son tareas estándar, que siempre se hacen de una misma manera, siguiendo un patrón de paso. Así, los trabajadores pueden dedicarse a tareas que aporten mayor valor al negocio”, explica.
En este sentido, se ha comenzado a hablar del nuevo perfil profesional que requerirán las empresas en un futuro cercano, cuyo valor añadido es el conocimiento.
Natalia Zúñiga, gerente de marketing de Randstad, señala que su sello diferencial radica en la creatividad, innovación y capacidad de resolución de conflictos, habilidades que se presumen mucho más complicadas de sustituir por máquinas.
La experta asegura que, a diferencia de las máquinas, las personas son creativas y representan una fuente inagotable de generación de ideas, además de ser capaces de reaccionar ante cualquier tipo de problema o imprevisto y ofrecer soluciones.
“El desarrollo de nuevas técnicas e instrumentos en ningún caso viene a reemplazar las funciones que realizan los trabajadores, sino que permite que el ser humano se vaya desmarcando de labores mecánicas y siga evolucionando en todo sentido”, expresa.
Según Zúñiga, el desafío está en ser capaz de reinventarse y conocer el valor agregado que cada persona otorga a su trabajo, más allá de las tareas mecánicas y repetitivas que realiza en el día a día.