Sobre el prestigio y desprestigio del coaching
Isaías Sharon
Psicólogo laboral y Director Ejecutivo Smart Coach
No cabe duda que el coaching ha llegado para quedarse, que no es una mera moda y que su desarrollo y crecimiento parece ser algo que tarde o temprano las organizaciones y personas buscan y experimentan con mayor frecuencia.
Sin embargo, así como es cierto que esta disciplina ha ganado muchos adeptos en el mundo entero, también es verdad que existen muchas empresas y profesionales que luego de haber experimentados procesos de coaching o actividades dentro de sus organizaciones, no volverían a contratar servicios con este nombre.
Pero, ¿cómo surge este prestigio y desprestigio de esta actividad? No es contradictoria esta situación, ya que mientras se generan verdaderos fanáticos de esta metodología también se escuchan con frecuencia algunas descalificaciones y menosprecios a la disciplina.
El problema no es de los clientes ni de su desconocimiento, sino que es principalmente de los propios coaches, ya que existen muchas personas que dicen hacer coaching aunque no saben realmente ni de qué trata ni cómo aplicar un proceso profesional de acompañamiento.
También es común ver como coaches de unas escuelas descalifican a los de otras, o los de ciertas corrientes señalan que sus metodologías son más válidas que las de otros. Es decir, el desprestigio del coaching viene de los mismos coaches que han actuado de manera irresponsable, poco ética e incluso ignorantemente.
El otro lado de la moneda
Es cierto que la otra cara de la moneda son aquellos coaches que actúan de manera intachablemente profesional, lo que ayuda a que más personas aún se animen a probar en sus propias vidas el impacto que un proceso de coaching bien llevado puede generar.
Por lo anterior, es responsabilidad de quienes contratan coaches no solo preguntar sobre sus credenciales profesionales, sino que sobre todo consultar sobre su experiencia con otros clientes de coaching y poder verificar con quién ha trabajado y cuál ha sido el resultado de este coach.
Y por el lado de los coaches, se vuelve crucial comprender que la formación es continua, que un certificado no te convierte en buen coach, ni mucho menos en ético, y que la regulación entre pares es esencial para asegurar un ejercicio correcto de una metodología que transforma vidas, equipos y organizaciones cuando es hecho por las personas adecuadas.
La invitación la tenemos todos en nuestras manos, ahora queda en nosotros actuar consecuentemente con la responsabilidad que amerita acompañar a otras personas a lograr sus metas.
Soy de la personas que creen en el Coaching, que como dice la palabra es un verdadero entrenador o director técnico que saca y descubre las habilidades, los talentos y las capacidades de su coachee. Todo cambia en este mundo, las formas de trabajar, de relacionarse y de enfrentarse a lo nuevo en diferentes etapas de la vida. Tener de vez en cuando para esos momentos un acompañante que te vea, empatice y logre empoderarte para lograr un objetivo me parece una experiencia solidaria, que impacta y que luego se transmitirá a otros…por eso debe ser por vocación, por pasión y con entrega…y eso se puede ver al primer encuentro.