¿Y si entre todos te pagamos en sueldo? Finlandia experimenta con pagar un sueldo a desempleados a cambio de nada
Desde un sueño utópico a los visos de un futuro hipertecnologizado donde el ser humano perderá el estatus de obrero y sólo podrá vivir de las rentas que genere la tecnología.
Son las opiniones encontradas que genera el Sistema de Renta Universal (SRU), un modelo que amplía la protección social para derechamente entregar a los ciudadanos de un país sus ingresos, sin intermediarios y a manera de transferencia. En simple: le pagan un sueldo a sus ciudadanos sin esperar nada a cambio.
El tema es que nadie sabe cómo se puede comportar el mercado laboral si esto llegara a ocurrir.
De partida, dicen algunos, no habrían incentivos para trabajar, o al menos estos bajarían, pero en un escenario en que las cifras normales de desempleo irán en constante aumento, ya hay economistas que están promoviendo este tipo de modelo como la evolución de los sistemas europeos de protección social.
De hecho, hace poco el FMI admitió que este ingreso debe examinarse como respuesta a la «incertidumbre radical» que representa la creciente robotización de los empleos y la desigualdad.
Por eso, y en la búsqueda de los efectos que un SRU es que dos países ya están experimentando sobre qué pasaría si toda, o al menos una gran parte, de su masa laboral tuviera una renta asegurada sólo por el hecho de estar vivo. Esto, financiado a través de una estructura tributaria progresiva a las rentas, que permita recaudar más de las rentas altas.
Pruebas con desempleados de largo aliento
El primero es Finlandia. Lejos del boom que tuvo hacia la última década del siglo pasado de la mano de Nokia y el impulso de la economía del conocimiento, ese país tuvo un fuerte golpe tras la crisis subprime y financiera de 2007 y 2008. De hecho, entre 2009 y 2016 el promedio de crecimiento del PIB de ese país fue de -1,23%.
En ese escenario, el desempleo en ese país no ha bajado del 8% desde 2014, mientras que un cuarto de los jóvenes de menos de 24 años no encuentra trabajo.
Por eso, es que a principios de año el país diseñó una prueba de dos años en los cuales eligió a 2 mil personas para pagarles, sin exigirles nada, 560 euros al mes (algo así como $420 mil). La cifra no es tan alta en el contexto finlandés, economía que tiene un sueldo mínimo que equivale a $2,6 millones mensuales (se regula a base anual).
Aún así, la prueba se hizo con ciudadanos desempleados de largo plazo y que estaban perdiendo incluso la capacidad de volver al mercado laboral por lo largo de su búsqueda laboral. Se espera que la prueba termine en diciembre de 2018 y sobre eso se establezca o se deseche una política pública sobre la materia.
En Irlanda pasa algo parecido: aún estudia cómo implementar un piloto que le permita probar cómo funcionaría el mercado con este sistema de operación.
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