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Cómo utilizar el mindfulness para educar niños y adolescentes más felices

Durante dos horas de clases a la semana en 10 sesiones al año, los niños de primero y segundo básico y adolescentes de cuarto medio del Orchard College fueron parte de un plan piloto de mindfulness.

Los múltiples beneficios de esta práctica, que tiene como fin aumentar la concentración y la conciencia y que se remonta a fines de los años 70, llamaron la atención de la directora del establecimiento. «Me puse a investigar de qué se trataba, averigüé en otros colegios que también lo habían incorporado como el Santiago College y vi en otros países que esto está súper inserto en la educación», señala Joyce Bolton.

Así fue como los profesores se reunieron con los apoderados para contarles sobre el mindfulness, que no es una práctica religiosa ni mágica, sino que más bien una filosofía de vida.

Ya a un año de su implementación, Bolton cuenta que «cumplió absolutamente mis expectativas y fue bueno porque pudimos demostrar que esto sí puede insertarse en la sala de clases. Tuvimos niños y jóvenes que tenían grandes problemas de autocontrol que fueron capaces de aprender técnicas que les sirvieron mucho para controlar sus emociones».

La directora señala además que hubo «interesantes resultados tanto en la sala de clases como en lo personal» que fueron percibidos por los alumnos, profesores y apoderados, por lo que este año el programa se extenderá a otras dos generaciones.

De hecho, el interés fue tal que si bien el programa era voluntario, tuvo un 100% de asistencia.

Mejor clima escolar y rendimiento académico

Tanto en esta institución como en muchas otras escuelas ha ido creciendo el interés por programas de atención plena en ambientes educativos. Así lo afirma, Christine Freiburghaus, instructora de mindfulness en Chile y Europa, quien asegura que «en Chile está empezando con fuerza este tema y llaman muchos colegios para aplicar estas prácticas».

Claudio Araya, el autor del libro «El mayor avance es detenerse, mindfulness en lo cotidiano», coincide con este aumento y cree que se debe a que lo socioemocional no había sido abordado en la educación.

«Además del aprendizaje cognitivo e intelectual, es muy importante el desarrollo emocional y social de los niños para relacionarse con uno mismo y los demás, y en eso el mindfulness puede contribuir enormemente», afirma.

El profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez agrega que hay investigaciones de Estados Unidos que muestran que la regulación emocional mediante el mindfulness «mejora el clima del aula e, incluso, el rendimiento académico».

Mientras que la experta de la organización Plenamente asegura que «el niño nace muy en el presente, y con el tiempo eso lo va perdiendo», pero que esta práctica «ayuda a no perder esa conexión y sembrar una semilla para generar confianza en ellos mismos, ser más compasivos con los demás e identificar sus emociones, lo que puede ayudar a que se concentren mejor».

Técnicas para implementar la atención plena

Araya aclara que el mindfulness «es una habilidad que todos tenemos de estar presente y consciente de lo que nos está pasando en nuestros pensamientos y emociones» y que puede enseñarse a través de la meditación, ejercicios de respiración, yoga o incluso con dinámicas y juegos.

El especialista señala que uno de ellos consiste en llenar un frasco con agua y brillantina para hacer un símil entre los pensamientos y la mente cuando está turbulenta. «Se agita el frasco y una vez que se detiene se puede ver que toda esa brillantina empieza a decantar y ellos aprenden a que si se detienen un momento esos pensamientos que los atrapan pasan y no siguen», cuenta.

Por su parte, Christine Freiburghaus enseña la práctica del clima interior. «La idea es que el niño empiece a darse cuenta que tiene emociones. Hablamos del tiempo interior de cada uno: si es que está lloviendo, o hay nubes, o está soleado, para así darse cuenta qué les pasa dentro de ellos», dice.

Desde los profesores hacia los alumnos

Ahora bien, los dos expertos concuerdan con que todas estas técnicas deben nacer del profesor hacia sus estudiantes. «Si un profesor quiere aplicar esto, primero lo tiene que hacer él. Lo importante es que lo integre a su día a día y ahí automáticamente va transmitirle cosas al niño», recalca Freiburghaus.

Claudio Araya, en tanto , plantea que es muy importante que los profesores practiquen esto primero para que sea una intervención responsable. «Tiene que partir por el sistema educativo y profesores» para que puedan transmitirlo y generar cambios importantes en el aula.

 1 comentario

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Comentarios
  • Hola! estoy investigando acerca de la implementacipon del programa Mindfullnes en distintos establecimientos. Seria de gran ayuda se podrían decirme si conocen otros colegios que implementen este programa.
    Muchas gracias,
    Saludos
    Antonia

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