Felicidad Laboral: plenitud personal y éxito colectivo
Por Suyin Palma, directora de Responsabilidad Social Corporativa de Adecco
Cada día más compañías alrededor del mundo están convencidas de la relevancia que supone prestar atención a factores emocionales en sus culturas organizacionales, aplicando políticas de «Felicidad Corporativa» o incluso «Departamentos de la Felicidad» como parte de sus áreas de Recursos Humanos, con el fin de transmitir herramientas para un entorno laboral ameno a todos los integrantes de sus equipos de trabajo.
Las compañías han decidido mirar de frente los cambios sociales y conductuales de los nuevos profesionales, tomando en cuenta sus demandas y condiciones. La irrupción de nuevas generaciones ha sido uno de los fenómenos que ha obligado a las empresas a replantear sus estrategias de retención de talento y fidelización de capital humano, enfocadas en contar con trabajadores más felices y, por ende, más productivos y comprometidos con sus empleos.
Actualmente sus aspiraciones no solo se remiten a la remuneración o a un trabajo que les entregue estabilidad, sino que muchas veces condicionan sus lealtades y preferencias a aquellos empleos que les posibiliten un crecimiento profesional, pero sin dejar de lado sus intereses personales.
En ese sentido, uno de los que hoy marca tendencia para los «happyworkers» es el llamado salario emocional, es decir, retribuciones no monetarias que tienen como objetivo incentivar, motivar y promover la felicidad, mejorando la calidad de vida dentro y fuera de la jornada laboral. Para las generaciones insertas más recientemente en el trabajo, la compensación económica es solo una de las partes que ubican en la balanza.
Una compañía que toma en cuenta el valor de la felicidad en su cultura corporativa, tiene un gran camino recorrido hacia el éxito.
Un colaborador feliz no solo es más productivo, sino que se compromete más con su organización y habla bien de ella, aportando a su buena reputación y a la atracción de los mejores talentos.
Por este motivo, la gestión de la felicidad en el entorno laboral debe convertirse en un reto común, que beneficia tanto a trabajadores como a las empresas.