Salud mental: Psicóloga analiza efectos de la crisis social en los trabajadores
Altos niveles de estrés. Falta de motivación y concentración. Dificultades para llegar al trabajo y también el miedo a quedarse sin empleo.
Esas son algunas de las situaciones más preocupantes con las que conviven una parte importante de los trabajadores chilenos desde hace poco más de un mes, cuando estalló una crisis social cuyos efectos todavía cuesta dimensionar.
Distintos expertos coinciden que el contexto por el que atraviesa el país perjudica, en mucho casos, la salud mental de las personas, lo que inevitablemente afecta el clima laboral de las organizaciones.
¿Cómo puede un trabajador enfrentar una crisis social? La doctora Mariana Bargsted, directora del Departamento Psicología Organizacional de la Escuela de Psicología de la Universidad Adolfo Ibáñez, analiza este escenario.
La incertidumbre y el liderazgo
Este complejo momento hace que muchos trabajadores tengan que aprender a convivir con la incertidumbre. Eso, según Bargsted, no es una práctica muy común en Chile, «y se convierte en una variable adicional al estrés, porque las condiciones laborales, las crispaciones emocionales y las tensiones se han agudizado.
La experta dice que si ya antes de la crisis el chileno percibía altos niveles de estrés laboral y problemas de salud mental en el trabajo, hay una evidente preocupación de que eso aumente. «La amenaza de no rendir en tu trabajo o quedarse sin él es real, no imaginaria».
Bargsted explica que «el liderazgo se transformó en un punto crítico, pero el rol que los líderes están teniendo en las organizaciones en comprender esta complejidad es algo que se viene trabajando hace tiempo, para entender que la experiencia en el trabajo está asociado a todas las esferas de tu vida y que ahora es imposible olvidar lo que está pasando afuera».
En ese sentido, dice que se necesitan espacios de interacción entre los empleados. «Necesitamos conversar de lo que nos preocupa y generar climas de apoyo social, porque el apoyo de tus compañeros de trabajo son protectores de salud mental. Las redes son el soporte que te permite resistir y comprender que no estás solo».
También indica que los jefes deben «fortalecer esas destrezas de ser líderes para que puedan acompañar a sus equipos en los procesos que están. Además deben considerar la flexibilidad laboral y tratar de buscar la forma de no despedir a las personas. Para esto tiene que haber una comunicación clara, respetuosa».
Asimismo, la académica recomienda que los trabajadores busquen espacios de distensión para disminuir la ansiedad frente a situaciones difíciles.
Cambios en la cultura organizacional
Mariana Bargsted cree que toda esta crisis puede traer cambios importantes en la cultura organizacional.
Primero, porque el estallido «nos ha interpelado a nivel personal, por lo tanto muchos se están cuestionando qué calidad de relaciones tenía con los demás. El poner el foco en lo colectivo a nivel país y desde la interpelación personal es una oportunidad de que podamos construir relaciones de mejor calidad».
En ese contexto, explica que la cultura y demandas de una sociedad permea en la cultura de una organización.
«Nosotros somos una cultura altamente jerárquica y lo que estamos viendo es que se discute sobre dignidad, los privilegios. Entonces este movimiento social tiene un componente muy importante de igualdad y horizontalidad, y eso en una organización si se traduce, por ejemplo, en disminuir la brecha de sueldos, significa que estamos construyendo organizaciones más horizontales y menos verticales».
Otro elemento que se pone en tensión con este estallido es el individualismo. «Nuestro modelo económico promueve el individualismo y eso hace que las organizaciones estén muy orientadas a resultados individuales. Entonces, el enfoque de esta crisis social que está más orientado hacia lo colectivo abre la posibilidad de crear una sociedad de ese tipo», dice.
Por último, indica que es relevante que las empresas «empiecen a tener una mirada más a largo plazo y que así se orienten mucho más a la sostenibilidad que a la rentabilidad. Eso puede permitir que estén más preocupados del impacto social y ambiental que están generando. Si estas demandas sociales se terminan asentando, hay una mayor probabilidad que las organizaciones generen culturas diferentes».