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“Ellos ya están muy viejos para trabajar”

Sergio Reveco nació el 11 de marzo de 1941 en San Miguel, comuna de la Región Metropolitana. Tiene 74 años y no tiene ni la más mínima intención de dejar de trabajar. Según él, hoy se siente más activo que nunca.

Al igual que Sergio, un 66% de los chilenos adultos mayores que trabaja seguiría haciéndolo, incluso si no tuviera la necesidad económica de hacerlo. Así lo indican los resultados de la Tercera Encuesta Nacional de Calidad de Vida en la Vejez. No obstante, la misma encuesta deja en evidencia una triste realidad: Un 64% de los encuestados asegura que su decisión de trabajar obedece a una necesidad económica.

CASEN 2013 confirma lo anterior: El 19,7% de la población adulto mayor en Chile vive en situación de pobreza multidimensional.

Ignacio Hinojosa, fundador de la plataforma de trabajo para adultos mayores servisenior.cl, señala que si una persona se encuentra fuera del mercado laboral a partir de los 50 años (ya sea porque fue despedida, quebró la empresa en que trabajaba, etc…) le es extremadamente difícil volver a reintegrarse al mercado laboral.

«Nuestros usuarios aseguran que esto se debe principalmente a la falta de oportunidades. Hay quienes han enviado su currículum más de 100 veces y no han sido llamados ni una sola vez”, comenta Hinojosa.

La historia de Sergio

Al salir de la universidad, Sergio se casó y empezó a trabajar como taxista. Posteriormente trabajó como vendedor de pescados, de cecina y de otro tipo de productos. Además, los fines de semana solía vender cachureos en varios pueblos, desde Santiago hasta Rancagua.

Ya en sus cincuentas, y motivado por un hermano que vive en Estados Unidos, Sergio se fue a trabajar al país del norte pensando que allá le iba a ir mejor. Estuvo por allá 20 años, en los que trabajó en gasolineras, restaurantes, botillerías y hasta en mercados persa. Además, tenía toda la intención de emprender vendiendo marraquetas chilenas. Fue entonces cuando decidió regresar luego de recibir la llamada de uno de sus hijos, Yuri, quien le insistió que volviera a Chile pues tanto él como el resto de su familia lo extrañaban mucho.

Cuando su padre o su abuelo ha estado fuera del país por 20 años y viene de vuelta para quedarse, según el típico mito, lo que se esperaría es que venga a sentarse en el patio de la casa a ver el tiempo pasar, pues “ellos ya están muy viejos para trabajar”. No obstante, esa no era para nada la idea de Sergio. Le dijo a su hijo que armaría la maleta y se iría a Chile con una única condición: Que le consiguiera trabajo.

Así las cosas, en el 2013 Sergio llegó a Chile en un vuelo directo de 11 horas y, después de una semana de vacaciones en la costa, se presentó, con sus 71 años, currículum en mano, a una dirección que su hijo le dio, donde lo esperaban para una entrevista. Al llegar al lugar, no podía creer lo que veía: Un McDonalds.

“De todos los lugares del mundo, jamás esperé llegar a McDonalds. ¿Sabes cuántos McDonalds hay en Estados Unidos y nunca pensé en trabajar ahí?”, dice.

Para la suerte de Sergio, McDonalds -a diferencia de muchas empresas en Chile- cuenta con un programa de inclusión laboral desde 2011, a través del cual la compañía promueve la contratación de “personas adultas mayores de 50 años que estén en condiciones de brindar altos estándares de calidad, servicio y limpieza, y que deseen generar una nueva fuente de ingresos y/o quieran ocupar su tiempo libre”.

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En McDonalds, Sergio empezó en la cocina, y pasó por servicio al cliente y hasta el aseo, uno de los cargos que más le gustó. Hoy, 3 años después de ingresar a la compañía, ha crecido y actualmente se desempeña como entrenador de los nuevos empleados, cargo al que aplicó motivado por su jefa de ese momento.

“Contar con colaboradores senior es sin duda una experiencia enriquecedora para el clima laboral y la productividad de cualquier empresa, ya que ellos aportan diversidad y ayudan mucho desde su experiencia, sobre todo si están abiertos a nuevos conocimientos. Además, su compromiso hacia el trabajo y responsabilidad es sin duda un incentivo para los colaboradores más jóvenes”, afirma Mariana Tarrio, gerente de Recursos Humanos de McDonald’s Chile.

Es tendencia

Natalia Zúñiga, gerente de marketing y comunicaciones de Randstad, señala que se avecinan cambios en el mercado laboral, los cuales probablemente estarán orientados, entre otros, a retrasar la edad de jubilación, tomando en cuenta el aumento de las expectativas de vida de los chilenos y el debate público que se ha generado en torno al bajo estándar de pensiones que tiene el país.

“Las empresas están llamadas a generar planes que incrementen la tasa de participación laboral de este rango etario y programas que apunten a mejorar la productividad a nivel transversal con el objetivo de reducir los efectos provocados por los rápidos cambios demográficos que estamos viviendo”, asegura Zúñiga.

¿Cómo romper con el mito de que la edad importa?

Ignacio Hinojosa, de servisenior.cl, dice que lo primero para romper el mito es que las empresas opten por dar oportunidades a personas mayores de 50 años.

“El valor que pueden recibir está más que comprobado y puede complementarse muy bien con lo que las actuales generaciones entregan a las empresas en el día a día”, indica.

Según el estudio Alternativas de empleabilidad en población mayor de 50 años, elaborado por el Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA), al contratar adultos mayores, las empresas se ganan un empleado que:

  • Presenta menores índices de rotación.
  • Tiene mayor compromiso y cumplimiento de metas (responsabilidad y puntualidad).
  • Posee un buen manejo de relaciones sociales (comunicación y buen trato).
  • Cuenta con mayor tolerancia a la frustración.
  • Se adapta al puesto rápidamente.
  • Tiene experiencia para reactivar el desarrollo, luego de una crisis.

Por su parte, el “tío Sergio”, como lo llaman sus compañeros, asegura que todavía tiene mucha energía para trabajar, inclusive, hasta que tenga 85 años, pues a esa edad piensa emprender: Con sus ahorros se comprará una bicimoto y visitará pueblos ganándose la vida tocando el acordeón.

“Cuando llegue al cielo igual pienso trabajar. Me dedicaré a hacer el aseo y a entretener a Juan Gabriel”, concluye Sergio.

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