¿Cómo ven el trabajo los junior y los senior millennials?
Se sabe que los nacidos entre principios de los ochenta y mediados de los noventa son una generación que creció con la tecnología, que se caracteriza por tener un alto grado de escolarización y una tendencia a rotar con frecuencia en los puestos de trabajo. Sin embargo, los llamados millennials van presentando diferencias internas en la medida que se incorporan al mercado laboral y comienzan a sumar años en él.
Así se desprende de una encuesta realizada por el área de consultoría de Colliers International Chile a 280 personas, en la que se distingue entre los junior millennials (entre 25 y 30 años) y los senior millennials (de 31 a 35 años).
De esta forma, en la medida que los hombres de la también llamada Generación Y van adquiriendo experiencia, por ejemplo, la importancia que tiene ascender en el puesto de trabajo tiende a caer. Entre los menores de 30 años un 13,6% no lo considera relevante, mientras que pasada esa edad la cifra sube a 19,2%.
Para Mario Mora, CEO y fundador del sitio FirstJob.me, la valoración que se le da a este tema al principio de la vida laboral se debe a la falta de experiencia.
«Quienes han trabajado por menos años entienden el ascenso como sinónimo de éxito profesional y personal, pero con el tiempo, y con lo que les toca ver en sus jefaturas, se dan cuenta de que muchas veces no es así», afirma a El Mercurio.
Por otra parte, el sociólogo y académico de la Universidad Andrés Bello, Juan Carlos Oyanedel, cree que este escenario se basa en que los trabajadores masculinos muchas veces consiguen ascensos, por lo que deja de ser un tema protagónico.
«Se van estableciendo, mientras que para las mujeres es mucho más complicado subir, es cosa de ver la composición de los directorios, gerencias y hasta jefaturas, donde es raro encontrar presencia femenina sobre todo en áreas más duras de los negocios, como operaciones», asegura al mismo medio.
Las senior millennials: más interés por ascender
Lo cierto es que en la encuesta de Colliers, mientras la relevancia que se les asigna a los ascensos baja en los hombres con el paso del tiempo, esta sube en el género femenino.
Si entre los 25 y 30 años un 15,4% de las encuestadas dijo no darle peso a ese punto, al pasar al tramo de entre 31 y 35 años el número cae al 9,4%, es decir, nueve de cada 10 mujeres lo considera importante (90,6%).
Teresa Campos, directora del área de consultoría de Colliers, cree que las senior millennials son más ambiciosas, pues se ponen una meta más corta que sus pares masculinos.
«Mientras los hombres ven una carrera ininterrumpida hasta los 65 años, ellas tienen más vacíos por la maternidad, por ejemplo, y además dejan de trabajar a más temprana edad», dice.
Ahora bien, más que caso a caso, también hay un fenómeno social detrás, asegura Mora: «Más que la postergación de la vida personal, tiene que ver con un empoderamiento femenino en la sociedad. El rol de la mujer en el trabajo es más fuerte, lo que hace que entiendan que tienen posibilidad de crecer».
Sensación de reconocimiento cae entre los hombres
La relación con la jefatura también va cambiando en la Generación Y según el tramo de edad. El 79,5% de los hombres que ingresan al mercado laboral se siente bien evaluado por su superior, mientras que seis años después ese indicador cae casi 20 puntos porcentuales, para llegar a 61,5%.
«Muchos salen de la universidad creyendo que se las saben todas y el aterrizaje es muy fuerte. En general, tienen una actitud inicial muy distinta a la de la mujer», señala Campos.
En ellas, en cambio, la sensación de reconocimiento de los jefes se mantiene estable en 65%.
Entre los expertos hay coincidencia en que entre los millennials junior es clave la retroalimentación con los superiores, para evitar frustraciones.
Según Mora, hay empresas que han alineado a sus jefaturas para que entreguen un feedback casi semanal a sus colaboradores más jóvenes, ya sea en instancias formales o informales.
Sin embargo, inevitablemente tienden a disminuir quienes consideran a los jefes como referentes, según la encuesta de Colliers. La baja es de más de 30 puntos porcentuales en ambos sexos y es algo más significativa entre los hombres, donde del 72,7% se reduce al 38,5% de personas que sí los consideran como una figura a imitar.
Para Campos es natural que se genere este cambio, por la propia experiencia que van ganando los jóvenes con los años. «Al entrar al mundo laboral se ve al jefe casi como una figura mística, pero eso no es permanente. La gente, sobre todo la más preparada, se da cuenta, a veces, que su superior no es tan bueno y algunos sienten una decepción muy grande», indica.