Reconversión laboral: El gran desafío que traerá la llegada de la automatización a Chile
En un futuro cercano, nuestras ciudades operarán de una manera totalmente distinta a la que conocemos, afirman algunos expertos. Habitaremos un mundo donde no habrá vendedores en las tiendas, cajeros en los supermercados, conductores en los camiones, ni capitanes de mar en buques que transportan contenedores.
Tomás Flores, ex subsecretario de Economía y vicerrector de Aseguramiento de la Calidad y Planificación de la Universidad Mayor, afirma a «El Mercurio» que todos estos oficios los realizará un computador con inteligencia artificial y eso ya se está volviendo una realidad.
¿Qué pasará con la economía y con quienes ocupan esos puestos de trabajo? En algunos países, como Estados Unidos, cuenta Flores, hay empresas que ya están tomando medidas para capacitar a sus empleados en las nuevas funciones que se crearán a partir de la que es conocida como la «cuarta revolución industrial». Algunos ejemplos similares hay en Chile, pero no es lo común.
«Tengo la sensación de que la ola de la tecnología nos está pasando por arriba, mientras la miramos desde abajo incrédulos, tratando de convencernos de que no nos va a tocar», dice el miembro del consejo de Políticas Públicas de LyD, Huberto Berg.
La directora del Instituto de Data Science de la UDD, Loreto Bravo, cree que la magnitud de estas transformaciones será mayor a las de revoluciones anteriores y, además, ocurrirán en menos tiempo
Por su parte, Flores agrega que tiene un crecimiento exponencial porque son tecnologías disruptivas. Como el iPhone, que se masificó en un par de años y ya casi no entendemos cómo vivíamos antes de que existiera.
En qué consistiría la automatización
El cambio en el mercado lo produce la introducción de la inteligencia artificial (IA). Esta nueva herramienta que se integrará en todo tipo de industria es la capacidad de procesar grandes masas de datos, sacar conclusiones e incluso tomar decisiones y, por lo tanto, «automatizar» sistemas. A esto se suma la «robotización» o el uso de androides para realizar tareas que hasta ahora eran humanas.
No todos ven la llegada de estas tecnologías tan cercana. El ex director de Presupuestos y académico de la Universidad de Santiago, Guillermo Pattillo, sostiene que Chile aún está a décadas de distancia de contar, por ejemplo, con camiones autónomos o sin conductor.
«Lo que se ve en algunas partes es erróneo. Si esto fuera de un año a otro, por supuesto que sería un shock difícil de acomodar, pero en el contexto en que ocurrirá, los efectos serán solo positivos y liberarán al hombre de las tareas poco creativas y mecánicas. Es el proceso natural del desarrollo de la humanidad», dice Pattillo.
Las ventajas comparativas de un robot
La automatización y robotización en la economía bajará los costos de producción, ya que los robots funcionan al mismo ritmo de productividad durante todo el día, no se enferman ni piden vacaciones, lo que, según Flores, les da una alta ventaja comparativa.
En más o menos años, todos los expertos reconocen que ambas tecnologías se volverán una realidad y, para ello, recomiendan que se trabaje en la reconversión laboral, es decir, que se capacite a los trabajadores que hoy realizan tareas que probablemente desaparecerán con la «cuarta revolución industrial».
Tanto Flores como Berg critican que durante la discusión de la reforma laboral no se consideró la innovación como un tema relevante.
«Se priorizó dar fuerza a los sindicatos, pero las empresas ya no van a tenerlos. Ha habido poca toma de conciencia», afirma Flores.
Otro punto crítico en las adaptaciones para el nuevo ciclo será la flexibilidad en la educación.
«En la medida que se hace más rígida la formación en las escuelas, se está actuando en contra de las tendencias actuales, donde cada día es más difícil prever lo que necesitarás en el futuro. Debemos dar libertades para que cada persona escoja y decida el camino que más le acomoda», sostiene Pattillo.
Los desafíos de competir con robots
Loreto Bravo dice que aún falta conciencia por parte de muchos directores de las compañías, porque no entienden bien lo que significa. Sin embargo, ha notado que el interés está creciendo en el último tiempo, por las consultas que recibe sobre cursos y modelos de negocios que incluyen la innovación digital.
«Para que no ocurra este ‘apocalipsis de los trabajos’ -que no es necesariamente cierto- es fundamental ayudar a la población a adaptarse. ¿Cómo? Enseñándole lo que viene: a programar, a manejar robots y eso se puede, pero requiere un esfuerzo sistemático sobre todo del Estado», advierte Álvaro Acevedo, gerente de Innovación y Emprendimiento de la Sofofa.
Los expertos coinciden en que lo que más se valorará de los trabajadores será la creatividad, el criterio y el análisis, cualidades que aún son propias de los seres humanos y que podrían diferenciarlos de las tareas que podrá relevar la tecnología. Además de la formación de personal capacitado para operar y entender estas máquinas y sistemas.
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Es decepcionante ver que alguien cree que se puede «competir» con un robot, o si quiera «manejarlos», lo último va justamente en contra de la naturaleza de la automatización: una vez que se ha encontrado el método más eficiente de hacer algo, entonces simplemente ese conocimiento se replica, y no sólo al robot que está al lado, sino vía web a todos los modelos del mismo robot que operan en el mundo. Será necesario enseñar a un robot (o mejor dicho, entrenar una red neuronal) a lavar loza, limpiar pisos, sacar la basura, etc. una sola vez y con eso bastará. Lo mismo aplica a la reparación, mantenimiento y mejora continua de esos robots, que en un ecosistema de robots no necesitarán intervención humana para aquello. Si al robot doméstico le falla un articulación, él mismo detectará la falla y pedirá la pieza de reemplazo y la recibirá por despacho a domicilio (tal vez por un dron) para auto-repararse o, si la falla, es mayor, irá un robot reparador de robots o directamente será reemplazado. Entonces, los problemas son dos: Cómo se van a ganar la vida los millones de humanos que quedarán desempleados (será esto «la» gran oportunidad de la idea del «Estado Benefactor»?), y cómo ellos (desde un chofer hasta un cirujano) podrían aceptar que esfuerzo productivo ya no es necesario, además de más caro y riesgoso?