Nueve cosas que los jefes hacen mal y que terminan espantando a sus mejores empleados
10 de abril de 2019
Nadie enseña a ser jefe, menos un buen jefe. Por eso, esa tarea regularmente tiene una importante cuota de autodidáctica que puede terminar muy bien, o muy mal.
Y lo malo de un jefe no necesariamente termina con esa persona dejando el cargo, sino que con muchos buenos empleados huyendo de su puesto de trabajo. Porque la gente no renuncia a los trabajos sino que, principalmente, renuncia a sus jefes.
Pero ¿qué se puede hacer mal con los buenos empleados?
El doctor Travis Bradberry reflexiónó sobre ello y llegó a nueve puntos que delatan a un mal jefe. Su reflexión se publicó en The Huffington Post, y puedes leerla aquí (en inglés). Acá te dejamos un pequeño resumen.
Para que no digas que no te dijeron.
- Identifican a los buenos empleados, y los llenan de trabajo. Es funcional para ellos, pero también un castigo solapado. los buenos rinden más, pero eso no significa que hay que fundirlos, sino que mejorar el promedio del resto de los empleados. Y eso se hace con liderazgo.
- No reconocen el aporte de los buenos empleados. Como los llenan de trabajo generalmente están siempre haciendo cosas y nunca disfrutando de éxitos pero, además, un mal jefe no ve con buenos ojos eso de reconocer a alguien eficiente. Quizá porque lo considera competencia y no es capaz de ver que al ser parte de su equipo el éxito de ese trabajador también aporta a su propio éxito.
- No son empáticos. Un jefe que está más preocupado de la hora que de por qué un buen empleado llegó a la hora que llegó, o con esa excusa no le da libertad para el desarrollo en otras áreas es alguien que no entiende que un buen trabajador probablemente tiene otros intereses, y ellos generalmente aportan a su productividad.
- No generan confianza. Los jefes y las empresas que constantemente cambian las condiciones de trabajo y van desdiciéndose de lo que habían afirmado no pueden esperar que un trabajador que cumple se quede ahí.
- No son buenos trabajadores. Un buen trabajador necesita un jefe intelectualmente par. Si no lo tiene, prefiere irse. ¿Lógico, no? Bueno, a menudo se promueve mal a los jefes. Y eso es un problema.
- Los buenos empleados no pueden seguir sus pasiones. El talento no solo se ve en la oficina, generalmente un buen trabajador es exitoso en otras áreas de su vida, y si en el trabajo no le permiten este desarrollo, se quedarán sin empleado.
- No hablar con los empleados. Hay muchos jefes que piensan que ser jefe implica manejar información sin compartirla, algo que no es muy inteligente, pensando en que los problemas pueden llegar por cualquier vía y lo más inteligente es que el equipo sepa cómo afrontarlos con éxito. Aunque no esté el jefe ahí.
- No entienden que las metas no lo son todo. A veces las metas están correctas por todos los criterios, pero los buenos empleados muchas veces son capaces de elevar su nivel esquivando metas. Eso no quiere decir que no se produzca, quiere decir que no siempre es necesario producir de la misma manera para lograr llegar a la meta.
- No estimulan a sus empleados. Un jefe fome es uno que no entretiene a un buen empleado. y un buen empleado es una persona inteligente, que necesita sentirse desafiado e interesado intelectualmente. Sin eso, no hay muchos motivos para estar nueve horas al día en un puesto de trabajo.
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