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Multiculturalidad en espacios de trabajo promueve la innovación

La realidad de las empresas chilenas ha cambiado en los últimos años. Las fronteras nacionales dejaron de ser una barrera para la contratación de capital humano y cada vez es más común ver grupos de trabajo conformados por chilenos y extranjeros.

Ligup es una de las compañías que ha apostado por integrar personas de diversas nacionalidades. En esta pyme de tecnología, chilenos trabajan de la mano de venezolanos y salvadoreños; aspecto que, desde la opinión de su CEO, Fernando Ossandón, se ha traducido en enriquecimiento del clima laboral y fomento de la innovación.

“Vimos necesario contar con un equipo conformado por personas de distintas nacionalidades por dos razones. Primero, porque los extranjeros muchas veces poseen conocimientos o competencias técnicas determinadas que no son impartidas en las instituciones educativas chilenas. Segundo, porque aportan una mirada distinta de la realidad, complemento esencial para lograr soluciones integrales que beneficien a las personas e instituciones objeto de nuestro trabajo”, explica.

Ligup no es la única. IBM Chile también ha incorporado personal de otros países y, a la vez, ha motivado a chilenos a trabajar en sus filiales en el extranjero, todo con el fin de diversificar las maneras de abordar y solucionar los problemas, así como incentivar la creatividad.

“La diversidad es clave, sobre todo en las empresas de tecnología. Necesitamos mirar a la gente, no desde su pasaporte o nacionalidad, sino desde su conocimiento. Se trata de buscar personas con las habilidades y conocimientos necesarios e insertarlos en equipos multidisciplinarios que trabajen de manera diversa porque el mundo en sí es diverso”, recalca Sebastián Foldvary, gerente de recursos humanos de IBM Chile.

Según el ejecutivo, al importar y exportar talento, el conocimiento fluye dentro de la compañía.

Se aprende de forma bilateral

Desireé Rodrigo, supervisora de ventas de Telepizza Chile, es una española que lleva dos años en el país y forma parte del 5% de los trabajadores de la empresa que son extranjeros. Asegura estar en medio de un espacio de trabajo en el que, junto a bolivianos, venezolanos, chilenos y peruanos (entre otras nacionalidades) ha aprendido mucho.

“Dado que somos una empresa de servicios, siempre estamos en busca de personas que aporten un aire nuevo, indistintamente de su nacionalidad”, asegura.

Rodrigo explica, además, que si hay una característica que distingue a los equipos diversos, es que sus integrantes crecen los unos con los otros, es decir, aprenden de forma bilateral y que si bien se trata de personas diferentes, son justamente esas diferencias las que enriquecen.

Los retos

Miguel Yaksic SJ, director nacional del Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) considera que el desafío para nuestro país está en facilitar la inclusión laboral de los migrantes reduciendo el tiempo que demora en salir el permiso de trabajo, facilitando la convalidación de títulos y eliminando la restricción del 15% máximo de extranjeros por empresa.

 

** Lee la versión original de esta nota en EL MERCURIO haciendo clic aquí.

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