Estos son los proyectos de ley chilenos que buscan aumentar la productividad laboral
Datos de la OCDE muestran que Chile ocupa el quinto lugar de los países en que las personas trabajan más horas (1.987,5 al año) de todos los que forman parte del organismo. Según la misma fuente, lo anterior no se condice con la productividad, que está muy por debajo de naciones desarrolladas como Alemania, donde los trabajadores son significativamente más eficientes en mucho menor tiempo.
Dado lo anterior, en el último tiempo se han hecho públicas iniciativas que buscan mejorar las condiciones de los trabajadores a través de la vía legal.
Una de ellas es la propuesta de Renovación Nacional (RN), desde donde se plantea reducir la jornada laboral de 45 a 40 horas.
A la vez, un grupo de parlamentarios de la Nueva Mayoría está promoviendo establecer legalmente la desconexión digital después del horario de oficina, a través de la Ley Chao Jefe, acción similar a la que promulgó Francia como una forma de contribuir a la calidad de vida de los colaboradores.
Ambas medidas se generan en el contexto de la entrada en vigencia de la Reforma Laboral el próximo 21 de abril que, entre otras cosas, plantea la reducción de la jornada a cuatro días, dejando así tres de descanso y distribuyendo de forma diferente las horas trabajadas.
Agustina Bellido, líder de productos de Mercer, asegura que todo esto da cuenta de una tendencia cada vez más fuerte en el país: modernizar la cultura laboral a través de beneficios acorde a las necesidades, edad e intereses del capital humano de las empresas con el fin de aumentar la productividad.
“Una forma de disminuir esta brecha tiene que ver justamente con entregar a los empleados beneficios que les ayuden a rendir más en menos horas, y no solo a ocupar una oficina por cumplir horario, como muchas veces ocurre”, destaca, según consignó El Mercurio.
Flexibilidad laboral: una posible solución
Los beneficios flexibles son una medida que, según los expertos, aumenta el compromiso de las personas con sus empleadores, incentiva su eficiencia laboral y mejorar la calidad de vida.
“Los programas de beneficios diferenciados también resuelven el problema de los paradigmas generacionales. A través de los años se ha tratado de definir una propuesta de valor ajustada a las necesidades etarias y de género, pero no siempre aquello que se cree que define las elecciones de los empleados es lo correcto”, explica Bellido.
La analista añade que, en consecuencia, la plena elección de los beneficios hace que se adecuen a cualquier perfil, aumentando el compromiso y la motivación, factores clave para el aumento de la productividad.
“Es un importante avance que haya sectores que estén pensando en cómo mejorar la vida de los trabajadores y aumentar la productividad desde una mirada más integral, que no solo considere los salarios, sino también la posibilidad de hacer del trabajo una experiencia positiva”, puntualiza.