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Una estrategia de banca digital para un servicio más inclusivo

Marcelo Fondacaro, director Comercial de VeriTran

Según un estudio difundido por la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras (ABIF), «Inclusión financiera: avances y desafíos pendientes», Chile ha triplicado el número de cuentas corrientes, llegando hasta 21 millones de unidades en diciembre de 2016.

Un 63% de las personas mayores de 15 años serían titulares de una cuenta corriente o vista. Con esas cifras es imperante implementar una estrategia que permita el acceso a servicios bancarios para la base de la pirámide, articulándose con el sector privado para unir esfuerzos que beneficiarán a ambos. Estos esfuerzos deben dirigirse a: quienes se encuentran ubicados en zonas rurales apartadas, lo que hace que el proceso sea más lento y difícil; jóvenes entre 18 y 25 años que adquieren su primera cuenta de ahorros o tarjeta de crédito; y personas que no conocen el amplio portafolio de servicios que ofrecen las entidades bancarias y utilizan métodos tradicionales.

De acuerdo al estudio, en Chile las personas no bancarizadas son en su mayoría mujeres (59%) y personas de la tercera edad (26%). Dicha situación, estaría más bien relacionada con la falta de interés por entrar al sistema que con razones de costo o barrera.¿Cómo es posible integrar a la población que tiene limitaciones geográficas, económicas,incluso sociales, a una dinámica financiera?

La respuesta se vincula con los beneficios que la transformación digital ha traído al sector: movilidad, independencia, seguridad, alcance e inmediatez. Estos puntos deben considerarse como parte de una estrategia integral digital que, además, ofrezca diversificación de servicios financieros acotados a perfiles de usuarios, transacciones, montos y hasta divisas».

Los canales financieros digitales han sido parte importante para el incremento de la participación de los usuarios bancarios. En Chile, la mayoría de los clientes utilizan la plataforma digital para sus transacciones, así lo confirma la ABIF. En la última década el uso de las transferencias electrónicas se quintuplicó y hoy en nuestro país hay 8 millones de usuarios de banca digital. Sin embargo, esto no significa una práctica inclusiva para la población restringida de infraestructura de redes o que carece de conocimiento sobre los diversos productos a los que podrían tener acceso y que, incluso, podría ayudarle a una mejora en su perfil financiero.

Es por esto que la estrategia de banca digital que implementen los bancos debe considerar el estudio profundo de los diversos tipos de perfiles de usuarios, con el fin de enfocar su oferta de productos, alcances, modos de operación y hasta cobertura.Actualmente, existen plataformas digitales que apoyan a las instituciones financieras en la implementación de este tipo de estrategias, brindando herramientas de fácil acceso, intuitivas y que promueven el uso inteligente de los recursos de los usuarios, con requerimientos mínimos de tecnología y conectividad, que facilitan la adopción e integración en sus transacciones.

Aunque los avances tecnológicos y el alcance de las redes 4G ha ido en aumento, existen otras alternativas que pueden hacer eficiente el intercambio de información necesario para establecer una dinámica transaccional entre una entidad financiera y un usuario con un perfil debajo de la media. Por ejemplo, los mensajes push siguen vigentes y pueden ser la base de comunicación para abarcar a los diferentes extractos sociales, ya que funcionan con redes limitadas y dispositivos básicos; esto, integrado a una plataforma que ofrezca más servicios (que los comunes), puede hacer la diferencia en la adquisición de clientes de una institución financiera tradicional.

Otra muestra de esta implementación son los códigos QR que, como se ha demostrado en otros países de la región, pueden ser útiles como verificadores de transacciones o para la consulta del estado de cuenta de los clientes».

Interconectar cada vez más a los usuarios con la industria financiera hará posible la evolución paulatina de la forma en que operan comercios y negocios en diferentes comunidades, en Chile y América Latina. Para lograrlo, es necesario que estos últimos lideren la oferta de servicios y posibilidades, por ejemplo, al extender y facilitar la operación de los corresponsales bancarios, establecimientos contratados por los bancos para prestar sus servicios al público en representación suya.

En este contexto, una estrategia digital para los bancos debe considerar una serie de criterios para ser exitosa; la universalidad y el bajo costo o gratuidad, ser completamente flexible y adaptable a necesidades diferente son la clave para desarrollar las tecnologías de inclusión financiera.

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