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Capital humano y desarrollo tecnológico son las vías para reducir la desigualdad, dice diplomático chileno

La reducción de la desigualdad a la que América Latina aspira se acercará en la medida que los países impulsen su economía mediante un mejor capital humano y mayor producción de bienes de exportación con valor agregado. Así lo indicó el diplomático chileno Eduardo Gálvez en una entrevista otorgada a la agencia de noticias Xinhua en el marco del XXXVI periodo de sesiones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) celebrado el mes de mayo en Ciudad de México.

El director general adjunto para Asuntos Multilaterales y Globales del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile indicó que la manufactura es un tema que se debe apuntalar en la región, para lo cual es necesario el desarrollo de tecnología y la formación de personal capacitado.

Gálvez expone que una clave en el futuro, es que los países sudamericanos no concentren sus actividades sólo en la exportación de materias primas, cuyo precio a nivel global se ha desplomado en los últimos años.

«No es dejar de exportar los bienes que tenemos, como el cobre, porque tenemos que explotarlos, pero tienes que tratar de darle un poquito de valor agregado, de dar un poquito más de manufactura y en eso necesitamos ciencia y tecnología», indicó.

Formación de capital humano en el extranjero

El funcionario señaló que el país ha emprendido programas de movilidad académica para que estudiantes y profesores chilenos se preparen en universidades de China, Estados Unidos e India, entre otras naciones, de cara a fortalecer su capital humano.

El ex embajador y representante permanente de Chile ante la ONU dijo además que el cambio estructural planteado también hace necesario que las naciones amplíen el abanico de mercados receptores de sus productos y busquen mecanismos de financiamiento para pequeñas y medianas empresas, que reditúen en mejores empleos.

«La idea cuando uno dice financiar el desarrollo no solamente es ‘denme préstamos bancarios’, sino busquemos un sistema económico internacional que permita a nuestros propios países obtener recursos para el desarrollo», explicó el diplomático.

El funcionario advirtió que no basta con que la economía de un país crezca a tasas de 7 o 10 por ciento, sino se refleja en beneficios reales para la población y en una reducción de la brecha de desigualdad.

«Crecer sin inclusión no es sostenible porque al final va a haber una respuesta. No digo que una revolución, pero va a haber una respuesta que la gente va a decir ‘a dónde estoy yo en este crecimiento tan grande'», manifestó.

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