¿Por qué las mamás que trabajan fuera de casa suelen sentirse culpables?
Realizarse como mujer, esposa, madre y además trabajadora es lo que ansía un alto porcentaje de mujeres, sin embargo, muchas mamás que trabajan fuera de casa lo logran a costa de sacrificios y con una cierta dosis de culpa al sentir que por trabajar fuera del hogar postergan a la familia y los hijos.
Según el estudio Participación Laboral Femenina en Chile: Situación y Desafíos, elaborado por la Unidad de Mercados Laborales y Seguridad Social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en 2015, un 82% de los hombres y un 85% de las mujeres creen que es probable que un niño en edad preescolar sufra si su madre trabaja.
La psicóloga Carmen Gutiérrez explica que esto sucede porque hay un rol social adscrito al género, al cual se asocian ciertos comportamientos, sentimientos y obligaciones.
«Al género femenino normalmente se le otorga un mayor permiso para que experimente y para que exprese sentimientos de culpa, lo que también guarda relación con que a ese a género se le da la responsabilidad y el cuidado de los hijos», señala.
En ese contexto, se define erróneamente que las mujeres poseen una serie de características prácticamente innatas y no culturales, que las hacen más proclives a asumir de mejor manera la tarea del cuidado de los hijos y otros miembros de la familia.
«Al estar tensionada en el cumplimiento satisfactorio de esa tarea y por estar repartida respondiendo adecuadamente en distintos escenarios, como podría ser la casa y el trabajo, las mujeres podríamos experimentar con mayor claridad, intensidad o frecuencia, el sentimiento de culpa», aclara la psicóloga.
Mayor inserción laboral femenina no evita sentimiento de culpa
El informe del BID señala que la participación laboral femenina en Chile ha aumentado en los últimos 25 años, especialmente en el segmento de mujeres casadas, superando el 49%. No obstante, el hecho de que la fuerza laboral femenina sea cada vez mayor no ha provocado grandes cambios en términos de menor culpa y mayor equidad.
«Las mujeres somos más impulsadas a que trabajemos, pero eso no nos ha liberado de las otras obligaciones, lo que tiene que ver con una desigualdad social en términos de cuáles son las tareas y funciones que debiéramos ejecutar los hombres y las mujeres», comenta Gutiérrez.
Ante este escenario, la especialista hace un llamado a cuestionarse por qué necesariamente, en todo momento y para todas las edades, una mujer podría desempeñar mejor el rol y función de cuidado de los hijos que un hombre.
«Hay momentos en los cuales la mujer es irremplazable, como en la lactancia, pero no necesariamente es la que deba cumplir de mejor manera el papel de cuidadora de los hijos», puntualiza la experta.
¿Cómo sobrevivir a la culpa?
Gutiérrez indica que si una mujer está en pareja con alguien, sea o no el padre de sus hijos, debe conversar y acordar una distribución de tareas y funciones, tanto del ámbito del trabajo como del ámbito del hogar, para que los hijos estén bien protegidos.
«Para revertir de alguna manera la definición preestablecida de los roles en una pareja, el planteamiento no debe ser ‘yo estoy incumpliendo y necesito tú apoyo’, sino ‘acá tenemos que distribuirnos las tareas de otra forma’», enfatiza.