¿Sientes que eres demasiado sensible? Mira acá cómo controlar tu emociones en la oficina
Si pasamos un tercio de nuestra vida en el trabajo aquí es uno de los lugares en donde mejor nos llegan a conocer.
El problema es que en la oficina no sólo hay un código de vestimenta sino que también una especie de rango de emociones que son socialmente aceptadas en estos lugares y, muchas de ellas, son perfectamente normales en determinadas circunstancias.
Aún así, en la oficina son mal vistas y la cultura laboral impulsa a los trabajadores a reprimir sus emociones y tratarlas en cualquier otro lugar, menos en la oficina. El riesgo es convertirse en una olla de presión y estallar en el momento menos adecuado.
Pero, ¿cómo controlar una emoción que nos embarga durante algún episodio laboral?. Aquí encontrará algunas recomendaciones para abordar algunos de los sentimientos negativos típicos del trabajo:
- Envidia: Desear lo que otros tienen es un sentimiento negativo muy destructivo. Cuando sienta que lo embarga ese sentimiento de envidia, analice cuáles son sus capacidades y para crecer y alcanzar sus objetivos sin estar preocupándose de los demás.
- Frustración: Cuando no obtenemos los resultados esperados ante cualquier situación aparece la frustración. Si eso sucede, no se sienta como un fracasado y, más bien, aprenda del error y pruebe de nuevo.
- Crítica: Si bien las críticas disminuyen nuestra autoconfianza y seguridad, también son una oportunidad para demostrar lo buenos que podemos ser. Así que la próxima vez que alguien lo critique, piense de parte de quién proviene el rechazo y, si se trata de una crítica constructiva, úsela para mejorar.
- Enojo: Lo primero que debemos hacer es identificar el problema. Tome 5 minutos, ordene sus ideas y piense qué es lo que le está molestando. Aclare si está en sus manos controlar la situación y si, a través de una acción determinada como el diálogo, puede lograr que los demás modifiquen la actitud que le molesta. Si la respuesta es sí, actúe de manera serena.
- Ansiedad: La ansiedad llega cuando se presentan en nuestra vida aspectos sobre los que no tenemos oportunidad de acción. Por ejemplo, si a la empresa en que uno trabaja le va mal, uno tiende a pensar que podrían avecinarse varios despidos. En lugar de agobiarse por algo que todavía no ocurre y sobre lo que no puede influir, dedique su energía a recorta sus gastos, saldar deudas y buscar otras formas de ganar dinero.