Esta experta dice que boom de los millenials y de las redes sociales hacen que hoy la opinión de todos sea importante en las oficinas
Si estamos cada día más en una cultura en la que todo se dice y todo se sabe, tarde o temprano esto llegaría a los puestos de trabajo.
Por eso, transparentar emociones, opiniones e información se está convirtiendo en un elemento clave en empresas y equipos de trabajo que están practicando nuevas formas de relacionarse para lograr ambientes donde las personas sientan mayor bienestar.
“Vivimos en un mundo donde los millennials y personas de todas las edades opinan por redes sociales y Twitter, y no podemos decir que al llegar al trabajo deben abstenerse de opinar y decidir, y que sólo puedan hacerlo en redes sociales o marchas. Las organizaciones deben facilitar y potenciar ambientes de trabajo donde las personas sientan tranquilidad y confianza de manifestarse tal cómo son, sin tener que ponerse una máscara, y puedan expresar sus opiniones y emociones de forma transparente y genuina”, explica Leire Cosgaya, responsable de Transformación Cultural de Grupo Cygnus.
Según la experta esto contrasta con estilos tradicionales que aún se mantienen en algunas organizaciones, como el jerárquico donde el gerente manda, decide y los empleados obedecen; el estilo mecanicista donde las personas son piezas reemplazables; o bien el competitivo donde se persiguen resultados y las personas buscan ser el empleado del mes. “Estos estilos generan angustia, sufrimiento y una cultura del miedo a ser reemplazado o despedido al dar una opinión, manifestar emociones y vulnerabilidad”, explica.
Claves del nuevo estilo
La clave del nuevo estilo de relaciones en algunas empresas y equipos de trabajo es la transparencia y confianza entre en las personas.
“No debería ser mal visto mostrar emociones como tristeza o trabajar como una máquina mientras se tiene un problema familiar. En un ambiente laboral confiable y cercano, las personas pueden manifestar sus emociones y el equipo de trabajo asumir cuando alguien tiene un problema personal y no rendirá como lo hace habitualmente”, aclara.
Un elemento clave es que las personas pueden dar sus opiniones y éstas serán consideradas en la gestión diaria del trabajo. Por ejemplo, si antes un jefe decidía si postular a una licitación, hoy lo decide el equipo de trabajo en su conjunto.
También se transparentan situaciones delicadas como los motivos de desvinculación o despido de un colaborador, a fin de no generar incertidumbre ni comentarios que provoca la falta de información.
“Las nuevas formas de relacionarnos en el trabajo asumen que vivimos en un mundo complejo. Este cambio permitirá que las personas vayan cada mañana con gusto a trabajar, disfruten de su trabajo, aumente el bienestar colectivo, cuiden su salud corporal y mental porque baja el estrés y angustia, y aparecen las personas tal como son y en plenitud”, concluye.